¡Adiós Menorca, hola Pesaro!
A
veces el instinto nos ayuda a dar pasos hacia nuestros objetivos
vitales sin darnos cuenta. Llegué a Pesaro después de cuatro horas
de viaje y cuatro más de escala en el aeropuerto de Barcelona y, a
pesar del cansancio, noté esa sensación, la de estar obrando en
consecuencia con lo que deseas. Vi una ciudad por descubrir en bici y
un grupo de voluntarios franceses e italianos que me acogió sin más.
Hasta ahora, han sido tres días de una gran intensidad: conocer el
equipo de Vicolocorto, la primera clase de italiano, el primer
helado, el primer espresso..., y poco tiempo para asimilar
todos los cambios. Durante el fin de semana recorrimos el centro
histórico de Urbino, que está a unos 50 minutos en autobús, y
entendí por qué está considerado Patrimonio Mundial de la
Humanidad por la Unesco.
Hasta
ahora me he sentido más una turista que una voluntaria, si soy
sincera, aunque supongo que la percepción de mí misma y de lo que
me rodea cambiará a partir de hoy, que será mi primer día de
rutina SVE. Ya tengo mi bicicleta azul para conocer Pesaro y sus
habitantes, así que todo lo que puedo decir es: ¡ya estoy lista! :)
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